No recuerdo un mes de Enero como el que estamos viviendo en Los Alcornocales, se mezcla ocre otoñal, el verde de la vida vegetal minúscula, los frutos de la anterior estación, colores primaverales que empiezan a asomar, el hongo con su empeño de reproducción, la vieja selva del sur, y todo observado por la magia en forma de niebla y halo misterioso que hace único este espacio natural y que tantas historias puede esconder tras esta estampa de tono tan especial.
Anduve buscando al duende y no lo encontré.
Observaba de lejos al mirlo, cuando a mi espalda la selva parecía tener.
Y un diminuto sol de primavera parecía nacer.